Las tradiciones de una boda católica, los elementos que no pueden faltar

Más allá del vestido de novia, el ajuar nupcial y la fiesta, las tradiciones de una boda católica tienen un origen profundo y un simbolismo que se ha transmitido por generaciones. Y es que para casarse por la iglesia, cada detalle y elementos de la ceremonia tiene un significado especial, convirtiendo el altar en testigo del amor que se promete frente a Dios.
El lazo
La tradición del lazo de boda se remonta a la Edad Media en España, cuando a las parejas se les ponía un yugo o dosel en los hombros con la intención de mantener la unión y la sangre de ambos. Luego, en la colonización se trajo a México y América Latina y se convirtió en un elemento esencial de la misa nupcial.
Así que, esta pieza característica de la boda católica, actualmente aún se coloca sobre los hombros de los novios en forma de infinito para simbolizar que la unión no tiene fin, y es eterna ante los ojos de Dios.
Además, los protege y es una cuerda invisible que transmite la certeza de que nada podrá romper su vínculo sagrado mientras los mantiene atados.
Las Arras
Las arras de boda se remontan a la Antigua Roma, donde las parejas solían intercambiar anillos de hierro o monedas como símbolo de su compromiso. Luego, la costumbre de cambiarlas evolucionó y se convirtió en una de las tradiciones de una boda católica.
Hoy en día, las arras de boda son un conjunto de 13 monedas, (el número de la suerte). Además, generalmente son de oro o plata, que son intercambiadas entre la pareja durante la ceremonia nupcial.
Así que, éstas representan los bienes que la pareja compartirá durante su vida juntos y actúan como un recordatorio del compromiso mutuo.
Los anillos
El uso de anillos matrimoniales viene del Antiguo Egipto, donde el círculo representaba la eternidad. No obstante, los cristianos adoptaron esta tradición en el siglo IX, incorporándola como un signo de compromiso en el sacramento del matrimonio.
En la boda católica, los anillos son bendecidos y se convierten en el recordatorio tangible de la fidelidad y el amor eterno.
Además, las argollas son colocadas en el dedo anular de la mano izquierda, el mismo lugar que el anillo de compromiso, como un intercambio de votos entre la pareja.
El ramo a la virgen
El ramo a la virgen es una tradición que tiene sus raíces en la religión católica, la cual va mucho más allá de una simple ofrenda floral: es un gesto de gratitud, fe y esperanza.
A través de él, en es especial en México, las novias piden la bendición divina para su unión, mientras ofrecen a la Virgen de Guadalupe un símbolo de pureza y devoción.
Del mismo modo, la intención es pedir su protección divina y guía en su matrimonio. Así que, este ramo se coloca a los pies de la Virgen como ofrenda.
La velación
La palabra “velo” viene del latín velum, que significa cuidar, velar o proteger a la mujer. De hecho, su historia se remonta a la antigüedad, al creerse que éste protegía a la novia de la mala suerte y espíritus malvados.
No obstante, a lo largo de los siglos, el velo de novia evolucionó de un distintivo de protección a uno de pureza y modestia, en especial en las culturas occidentales.
En las ceremonias católicas, después de intercambiar consentimiento y anillos, el nuevo matrimonio se arrodilla mientras los padrinos de velación colocan el velo sobre la cabeza de la novia y los hombros del novio. De hecho, este acto simboliza la protección y la presencia divina en su relación.
La misa y la bendición final
Aunque nos enfocamos más en los elementos físicos que no pueden faltar en una boda católica, ninguno de estos serían posibles sin la ceremonia. Por ello, te contamos también acerca de la misa y la bendición.
Empecemos por el principio: desde el inicio del cristianismo, el matrimonio se integró dentro de la Eucaristía (como se le llama a la misa) para darle un carácter sagrado y comunitario. Así nació la misa nupcial, que refuerza la espiritualidad del compromiso.
Participar juntos en la comunión es el primer acto como esposos en unidad con Cristo, fortaleciendo el vínculo espiritual de la pareja.
Por otro lado, la bendición nupcial aparece desde los rituales medievales y fue incluida en el rito romano oficial de la Iglesia. Además, es la oración solemne en la que el sacerdote pide a Dios y al Espíritu Santo fecundidad, fortaleza y prosperidad para los recién casados.
Claro está, que cada una de estas tradiciones de una boda católica no solo enriquece la ceremonia, sino que convierte el “sí, acepto” en un acto lleno de historia, fe y romanticismo.
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